Pocas veces es posible encontrar un disco relajante, con buena música, que no suene a new age y no produzca demasiado sueño antes de la tercera canción, pero Angel Milk es uno de ellos. No es un disco para quedarse dormido (aunque puedes usarlo para eso), y sin embargo es tan suave como un tazón de leche tibia.
Básicamente, es un disco de música electrónica que no suena como a música electrónica; quizás principalmente debido a que las canciones están llenas de hermosas melodías vocales que producen una verdadera sensación de llenar el espacio sonoro de una habitación cualquiera. Beats y loops ocupan un lugar secundario en un disco en el que la música orquestal se acompaña maravillosamente con las voces.
(yukei.net)